lunes, 7 de abril de 2014

TIEMPO DE DEJAR IR

La vida es movimiento, el movimiento es vida, uno sin el otro es imposible, todo cambia y se transforma, nada permanece estático, y eso sin lugar a dudas nos incluye a los seres humanos, quienes tendemos a rechazar todo aquello que sea nuevo y desconocido para nosotros, y que nos mantiene en una incómoda, oscura y tenebrosa área, llamada zona de confort, donde mientras permanezcamos encerrados en esa caja, seremos solo espectadores y no actores de nuestra propia vida,  estaremos como en estado catatónico, esperando a que ocurra un milagro y todo cambie. Gran parte de lo que nos hace ensimismarnos en esta zona es el manejo inadecuado de nuestras emociones y sentimientos, ya que en este enclaustramiento aparece a la delantera, el miedo, que es el encargado de hacer todo un sinfín de proyecciones negativas, que congela nuestra energía vital impidiendo el movimiento, así mismo aparece el enojo que suele alejar y entorpecer las relaciones, ya que se expresa se manera inadecuada, también, por si fuera poco aparece la tristeza, junto con una eterna victimización “es que me hizo”, “es que la vida es injusta”, en fin toda clase de argumentos donde la responsabilidad de lo que se vive es de todos menos del involucrado, y bueno desde luego aparecen muchos más sentimientos, frustración, preocupación, soledad, etc, pero de momento nos quedaremos con estos tres, ya que son la antesala y el escudo de un cuarto sentimiento que es la causa real de los apegos…el dolor.

El abrigar cualquiera de los sentimientos anteriores, por difícil que parezca tiene un objetivo, que si no lo canalizas de manera positiva, se convertirá en una eterna tortura; comencemos por el miedo, este se activa como una respuesta a estímulos amenazantes, por ejemplo, si estoy en el campo y escucho el cascabel de una serpiente, en automático, el cerebro activa los recuerdos asociados al ruido, quizá nunca he sido mordida por una serpiente, pero he leído información, visto documentales o me han contado, en ese momento, el miedo en un estado coherente activará mi respuesta de huida para evitar que la serpiente me lastime, el problema viene cuando escuchamos el cascabel y no hacemos nada, aún, puede ser por desconocimiento de la amenaza potencial o bien por la rigidez que el miedo ha producido en el cuerpo, lo que intento hacerte ver es que en el momento que sientas miedo, hagas una pausa, detectes tus proyecciones negativas, analices que situación amenazante te está marcando tu sistema y ahora busca salir de esa situación, el valiente solo es valiente cuando ha encarado a su miedo.

Por su parte el enojo es el marcador de los límites, se activa en el momento en que han transgredido un límite propio, o lo activamos en otras personas en el momento que dejamos de respetar sus límites, pero hay que tener cuidado al momento de marcar nuestras reglas, si lo hacemos desde el enojo o como coloquialmente se dice “visceralmente”, solo obtendremos más enojo a nivel personal y relacional, en cambio se lo expresamos desde el corazón, desde la vulnerabilidad, aceptación y confianza, lograremos conexiones más profundas y duraderas con las personas que nos rodean, y sobre todo relaciones basadas en amor y respeto.

La tristeza, por extraño que parezca, es encargada de nuestra evolución, es decir, imagina una situación que te haya causado tristeza, si no hubieses tenido este sentimiento, con seguridad te digo que nada te hubiera impulsado a cambiar, por lo tanto en ese momento en el que la tristeza aparece, es la señal de que hay que hacer cambios en nuestra vida, movernos, y no permanecer en ese estado, ya que es el boleto seguro a la depresión, esta enfermedad que carcome nuestra vitalidad y alegría, que nos detiene aún más.

Estas tres emociones son indicativos de cambio, pero también de la aparición del dolor, y es precisamente el miedo a atravesar por ese túnel y a lo desconocido lo que nos mantiene en la zona de confort, así que te invito a que te abras al dolor, porque no es más que una experiencia liberadora, donde podrás romper cadenas, soltar el equipaje que traes de más, el tiempo que dure dependerá de tu trabajo personal y de hacer una clara consciencia de lo que debes agradecer de lo que estás dejando ir y ver la maravillosa oportunidad que está frente a ti.


Así que la próxima vez que experimentes cualquiera de estos sentimientos, respira profundo, sonríe, agradece, piensa que es un dolor que te permitirá crecer, madura…evolucionar, y sobre todo confía en la perfección de todo lo que ocurre, y dite a ti mismo “elijo cambiar ahora, todo esto también pasará”.

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