La vida es movimiento, el
movimiento es vida, uno sin el otro es imposible, todo cambia y se transforma,
nada permanece estático, y eso sin lugar a dudas nos incluye a los seres
humanos, quienes tendemos a rechazar todo aquello que sea nuevo y desconocido
para nosotros, y que nos mantiene en una incómoda, oscura y tenebrosa área,
llamada zona de confort, donde mientras permanezcamos encerrados en esa caja,
seremos solo espectadores y no actores de nuestra propia vida, estaremos como en estado catatónico,
esperando a que ocurra un milagro y todo cambie. Gran parte de lo que nos hace
ensimismarnos en esta zona es el manejo inadecuado de nuestras emociones y
sentimientos, ya que en este enclaustramiento aparece a la delantera, el miedo,
que es el encargado de hacer todo un sinfín de proyecciones negativas, que
congela nuestra energía vital impidiendo el movimiento, así mismo aparece el
enojo que suele alejar y entorpecer las relaciones, ya que se expresa se manera
inadecuada, también, por si fuera poco aparece la tristeza, junto con una
eterna victimización “es que me hizo”, “es que la vida es injusta”, en fin toda
clase de argumentos donde la responsabilidad de lo que se vive es de todos
menos del involucrado, y bueno desde luego aparecen muchos más sentimientos,
frustración, preocupación, soledad, etc, pero de momento nos quedaremos con
estos tres, ya que son la antesala y el escudo de un cuarto sentimiento que es
la causa real de los apegos…el dolor.
El abrigar cualquiera de los
sentimientos anteriores, por difícil que parezca tiene un objetivo, que si no
lo canalizas de manera positiva, se convertirá en una eterna tortura;
comencemos por el miedo, este se activa como una respuesta a estímulos
amenazantes, por ejemplo, si estoy en el campo y escucho el cascabel de una
serpiente, en automático, el cerebro activa los recuerdos asociados al ruido,
quizá nunca he sido mordida por una serpiente, pero he leído información, visto
documentales o me han contado, en ese momento, el miedo en un estado coherente
activará mi respuesta de huida para evitar que la serpiente me lastime, el
problema viene cuando escuchamos el cascabel y no hacemos nada, aún, puede ser
por desconocimiento de la amenaza potencial o bien por la rigidez que el miedo
ha producido en el cuerpo, lo que intento hacerte ver es que en el momento que
sientas miedo, hagas una pausa, detectes tus proyecciones negativas, analices
que situación amenazante te está marcando tu sistema y ahora busca salir de esa
situación, el valiente solo es valiente cuando ha encarado a su miedo.
Por su parte el enojo es el
marcador de los límites, se activa en el momento en que han transgredido un
límite propio, o lo activamos en otras personas en el momento que dejamos de
respetar sus límites, pero hay que tener cuidado al momento de marcar nuestras
reglas, si lo hacemos desde el enojo o como coloquialmente se dice
“visceralmente”, solo obtendremos más enojo a nivel personal y relacional, en
cambio se lo expresamos desde el corazón, desde la vulnerabilidad, aceptación y
confianza, lograremos conexiones más profundas y duraderas con las personas que
nos rodean, y sobre todo relaciones basadas en amor y respeto.
La tristeza, por extraño que
parezca, es encargada de nuestra evolución, es decir, imagina una situación que
te haya causado tristeza, si no hubieses tenido este sentimiento, con seguridad
te digo que nada te hubiera impulsado a cambiar, por lo tanto en ese momento en
el que la tristeza aparece, es la señal de que hay que hacer cambios en nuestra
vida, movernos, y no permanecer en ese estado, ya que es el boleto seguro a la
depresión, esta enfermedad que carcome nuestra vitalidad y alegría, que nos
detiene aún más.
Estas tres emociones son
indicativos de cambio, pero también de la aparición del dolor, y es
precisamente el miedo a atravesar por ese túnel y a lo desconocido lo que nos
mantiene en la zona de confort, así que te invito a que te abras al dolor,
porque no es más que una experiencia liberadora, donde podrás romper cadenas,
soltar el equipaje que traes de más, el tiempo que dure dependerá de tu trabajo
personal y de hacer una clara consciencia de lo que debes agradecer de lo que
estás dejando ir y ver la maravillosa oportunidad que está frente a ti.
Así que la próxima vez que
experimentes cualquiera de estos sentimientos, respira profundo, sonríe,
agradece, piensa que es un dolor que te permitirá crecer, madura…evolucionar, y
sobre todo confía en la perfección de todo lo que ocurre, y dite a ti mismo
“elijo cambiar ahora, todo esto también pasará”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario